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La vida no vale nada

Lo cantó Pablo Milanés, lo podría haber citado Patricia Bullrrich: "La vida no vale nada". En el primer caso, el cubano aclaraba cuando pasaba esto, "si escucho un grito mortal y no es capaz de tocar mi corazón que se apaga". La ministra, en cambio, no necesita agregar algo, para ella, la vida no vale nada y entra como un caballo en el juego de la judería internacional mediática. Se pone a divagar acerca de la veracidad del pedido mapuche y los orígenes de la RAM.

A mí, me importa un carajo si Maldonado es jipi, tatuador, artesano, indigenista, pro-británico o recién circuncidado. Es argentino y está desaparecido.

En La Plata, sigue la búsqueda de Johana Ramallo la joven que desapareció hace dos semanas, la última vez que se la vio fue el 26 de julio cuando “entraba al baño en la estación de servicio de 1 y 63”, según cuenta una amiga. No creo que tenga que ver con la resistencia mapuche ni con la violencia de género. No me interesa cuantos hermanos tiene ni donde vive, es argentina y está desaparecida.

Claudia Ferro trabajaba de clown y animaba fiestas infantiles. Pero de un día para otro sus vecinos la dejaron de ver. Al poco tiempo, un tal 'Charly' y una mujer venezolana empezaron a vivir en su casa. Hace un mes se sumó un tercer sujeto, amigo de 'Charly'. Mientras a los habitantes de Villa Luro les interesa saber si la casa está en sucesión, a mi me preocupa donde está Claudia. No importa si era clown, malabarista, pareja o amiga de Charly. Es argentina y está desaparecida.

La vida no vale nada, puede ser la síntesis del pensamiento de Sergio Ongarato, intendente de Esquel, quien asegura: que le "preocupa" la "desaparición" del joven Santiago Maldonado porque es "una mala noticia" para el "destino turístico" de la ciudad chubutense que administra.

Supongo que hemos aprendido la lección de los 70, quiero creer que no caeremos en el "por algo habrá sido" o "en algo andaría". Espero que no tengamos desaparecidos de primera y de segunda. Espero que no haya desaparecidos. Claro, también puedo esperar que sepamos votar el domingo. Total, la esperanza es lo último que se pierde.


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