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Los que golpearon las puertas de Videla

El principal dirigente de la UCR de entonces, Ricardo Balbín, tejía lazos con los militares. Días antes del golpe de Estado, tuvo al menos una reunión con el general Rafael Videla y luego con el general José Rogelio Villarreal, encargado de reunirse con los principales dirigentes políticos.

Balbín, quien golpeaba las puertas de los cuarteles para acabar con la “guerrilla fabril”, conocía el día y la hora del golpe. Su relación con los militares continúo luego del asalto a la Casa Rosada.

Aportó dirigentes de la UCR en las segundas líneas del gobierno militar. Estos se integraron a la Secretaría General de la Presidencia, al mando del general Villarreal. En esta secretaría se incorporaron Raúl Castro Olivera, Victorio Sánchez Junoy, Virgilio Loiácono, José María Lladós, Francisco Mezzadri, Ricardo Yofre, Juan Carlos Paulucci Malvis y el constitucionalista Félix Loñ.

Este último asesoraba al régimen militar dando argumentos constitucionales. Hoy Loñ es un “prestigioso” constitucionalista que se pronunció a favor de Macri cuando este nombró por decreto dos jueces de la Corte Suprema de Justicia, mientras el Congeso estaba en receso.



Ricardo Yofre (hermano del exagente de la SIDE), ocupó un alto cargo. Fue nombrado subsecretario general de la Presidencia, el 23 de abril de 1976.

Luego Juan Carlos Paulucci Malvis es designado de facto como subsecretario técnico y de Coordinación del Mi


nisterio de Salud. Sus “buenos antecedes” lo llevaran a ocupar un cargo en el actual Gobierno. Paulucci Malvis fue nombrado secretario de Seguridad Social en el exMinisterio de Trabajo, que conducía el cuestionado Jorge Triaca.

Virgilio Loiácono es otro de los radicales que tienen una larga carrera, construida tanto en gobiernos de facto como constitucionales. Fue asesor de la Secretaría General de la Presidencia entre 1976 y 1978.

Durante el gobierno de Fernando De la Rúa fue secretario Legal y Técnico. Redactó el estado de sitio el 19 de diciembre. Doce años después volvió a escena en el juicio por los crímenes de 2001, como abogado de uno de los acusad


os, el exjefe de la Policía Federal, Ruben Santos.

Por su parte José María Lladós, pasó de la Secretaría General a ocupar el directorio del Banco Hipotecario en 1981. Más tarde volvería a la función pública. Esta vez bajo el gobierno de Raúl Alfonsín, como secretario de Asuntos Militares del Ministerio de Defensa.

Santiago de Estrada también recorrió gobiernos de factos y constitucionales. Desde Onganía hasta Macri. Fue secretario de Seguridad Social durante la dictadura de Onganía y de Videla. Embajador ante la Santa Sede durante el Gobierno de Alfonsín. Menem lo designó en Seguridad Social y el PAMI. Y así continúo hasta llegar al Gobierno de Macri, cuando fue


designado Secretario de Culto de la Cancillería Argentina.



La represión en Córdoba estuvo dirigida por el jefe radical Eduardo Angeloz, el Jefe militar general Menéndez y el jefe del Arzobispado local cardenal Primatesta.



Los antecedes de Eduardo Angeloz no fueron un obstáculo para Raúl Alfonsín. Lo incluyó en la campaña electoral de 1983. El pacto entre ambos se selló con la proclamación de otro asiduo concurrente del “Tercer Cuerpo del Ejército” durante la dictadura: Víctor Martínez, a quien Alfonsín eligió como compañero de fórmula.

La derrota física de toda una generación le permitió a Eduardo Angeloz ser elegido gobernador de Córdoba desde 1983 hasta 1995.

Los radicales no fueron los únicos en aportar funcionarios al gobierno de facto

En cifras la colaboración con los militares fue la siguiente: UCR, 310; el PJ,169; demoprogresistas, 109; el MID 94; Fuerza Federalista Popular, 78; el MPN (fuerza neuquina), 23; demócratas cristianos, 16; Partido Intransigente, 4.

Durante la dictadura, la embajada en Portugal fue ocupada por el entonces titular del Partido Socialismo Democrático (PSD), Américo Ghioldi. El PSD también conservó en Mar del Plata al intendente que había ganado las elecciones en


1973.

En Neuquén, el MPN aportó varios funcionarios. En sus visitas a la provincia, el general Jorge Rafael Videla, tuvo entre sus anfitriones a dos hombres fuertes del MPN y futuros gobernadores provinciales: Felipe Sapag y Jorge Sobisch.





El justicialista Roberto José Dromi, ministro de Carlos Menem, fue designado por la última dictadura cívico-militar como intendente de la ciudad de Mendoza.



Aunque Ítalo Luder no integró el Gobierno militar, continuó estrechando lazos con ellos. Cuando en 1983 el general Reynaldo Bignone presentó una Ley de Autoamnistía, antes de dejar el poder, el PJ le otorgó un apoyo explicito. Será Luder quien en campaña pidió dejar atrás el pasado. Avaló la autoamnistía. Este fue el principal motivo por el cual perdió las elecciones, y no por el cajón de Herminio Iglesias.



Mientras que Raúl Alfonsín, aunque se rodeó de colaboracionistas, prometió juzgar a los militares. Las capitulaciones de Alfonsín ante los levantamientos carapintadas, son conocidas.


 

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